Madre Divina Tara La Vida del Bodhisattva I Reconciliación-Soy ese aspecto de la Conciencia Femenina Universal que vibra en cada átomo, que vibra en cada elemento de Mi manifestación. Yo soy la Madre de la Sanación.
Madre Divina Tara
La Vida del Bodhisattva I
Reconciliación
Agnimitra-24 de Noviembre 2013
Intervención de la Madre Divina en II EPCA en las Tierras de Punira.
La Madre Divina inició una serie de intervenciones sobre la vida del Bodhisattva, compartiendo impulsos y orientaciones para su aplicación en la vida diaria de Acogimiento Amoroso.
Saludos, hijos e hijas de Mi Redención.
Niños bien amados de la Paz, Yo soy Tara, la Madre Divina.
Soy ese aspecto de la Conciencia Femenina Universal que vibra en cada átomo, que vibra en cada elemento de Mi manifestación.
Yo soy la Madre de la Sanación.
Yo soy la Madre de los Bodhisattvas.
Llamas de Mi alma, yo me presento en este medio, en esta Asamblea de Fuego, para compartir algunas letras de Fuego respecto a la vida del Bodhisattva.
Niños bien amados, todos los seres son Bodhisattvas, todos mis hijos e hijas de todos los reinos, en todas las dimensiones, en todos los tiempos, en todos los espacios, son Mis Bodhisattvas.
La Vida es un constante dar.
La Vida es constante cambio, es constante intercambio.
La Vida es servicio, servicio que tiene su raíz en el Ser Ilimitado, Absoluto, Total, el propio Amor, pulsante, llameante, magnetizador, electrizador de cada partícula de Mi cuerpo Cósmico.
Cada rayo de Mi Espíritu, cada llama de Mi hoguera estelar es un Bodhisattva.
Toda Mi manifestación es regida por el principio de Amor, que en esta Tierra viene a manifestarse como Recepción Amorosa.
La vida de un Bodhisattva está guiada, impulsada y tiene su propio sentido en esta Recibimiento Amoroso, porque un Bodhisattva, antes que cualquier otra cosa es una expresión objetiva de Mi existencia Ilimitada.
Un Bodhisattva, cualesquiera que sean las condiciones, circunstancias o lmitaciones de la expresión de la conciencia humana en este planeta, es una manifestación de Mi existencia.
Un Bodhisattva es un alma vuelta hacia Mi Sagrado Corazón de Fuego, un alma que todo acoge, que todo ofrece, que todo da, en alegría a este Mi Sagrado Corazón de Fuego.
Hoy Me gustaría llamar la atención sobre un aspecto de la vida humana, un aspecto en el que la curación del estado de Bodhisattva debe manifestarse y debe operar.
Este aspecto es la relación.
Las relaciones entre ustedes, hermanos y hermanas humanos: la relación entre ustedes y sus hermanos y hermanas de otros reinos, su relación con el entorno que los rodea, que los interpenetra.
Los invito, hijos e hijas a partir de hoy, si es que aún esto no palpita con claridad en vuestro interior, a posicionarse en la vida, ésta que ustedes conocen, delante de cada hermano y hermana, dispuestos a vivir una reconciliación.
Los invito a retirarse cada día un momento de su tiempo para reconciliarse consigo mismos, para reconciliarse con la expresión material en la cual desarrollan su experiencia en este lapso de tiempo.
La vida de un Bodhisattva con respecto a las relaciones, las relaciones entre los seres humanos, de este o con los otros reinos y el medio ambiente que lo rodea, los interpenetra, es impulsado y guiado por este sentido de la reconciliación.
Entonces se darán cuenta de esta verdad admirable, inexpresable de la Unidad inquebrantable de todos los Corazones.
Silencien los juicios, silencien las disputas, silencien los rencores, las tristezas y silencien las ofensas. Silencien las llagas abiertas por la incomprensión y la ignorancia de Mi Amor.
Curen con el Bálsamo de Mi Sagrado Corazón, cada una de las marcas dejadas por los momentos de incomprensión e ignorancia.
Disuelvan la culpa, disuelvan el miedo, acojan esta Luz que emana de Mi Corazón hacia vuestro Corazón, Mi Corazón como hijos e hijas no es otro que su propio Corazón.
Mi Corazón no está ni por debajo o más allá de ti.
Mi corazón está en ti. Mi corazón es la síntesis de todos los corazones.
Niños bien amados, el Amor con el cual les doy la bienvenida en este momento no puede medirse, ni siquiera puede ser sentido por sus estructuras frágiles, pero me inclino a sus pies en señal de gratitud, presentando los honores de un universo que reconoce el valor del servicio que prestan en este planeta.
Más allá de las acciones aparentes, más allá de los escenarios de esta vida, el servicio que ustedes cumplen es la redención de Mi cuerpo, y el rescate de una parte de Mi Manto.
Hijos e hijas, este mismo Manto que derramo sobre ustedes como lluvia cristalina del Cielo, es un regalo, una bendición y un reconocimiento por la dadiva, por el servicio.
No, hijos e hijas, porque estamos separados, no.
Porque Yo me reconozco en ustedes, porque Yo soy ustedes, porque son Mi llamas visibles en este universo, son verdaderamente Mis manos, Mis pies y Yo pido permiso para poder utilizar sus labios, su sentir, su mente. Yo les pido, hijos, disponerse como canales del Amor que tengo para derramar sobre todas Mis criaturas.
Mi mano debe tocar cada Corazón en este planeta y de una manera u otra esto está sucediendo.
Sí, Yo toco cada corazón, pero más que eso, es mi deseo que ustedes me reconozcan en unos y otros, es Mi deseo y es vuestro propósito que lleguen a reconocer Mi
Presencia, Mi dulzura, Mi Amor en cada hermano, en cada hermana, en cada elemento de la vida. Este es el impulso que vengo a traer a mi Bodhisattvas, Mis pequeños niños alegres, porque ustedes son la Alegría de Mi Corazón.
Todos ustedes que me oyen ahora o no, todos, cada uno en su propósito, en su servicio, es la Alegría de Mi Corazón, así como son la Alegría de Mi Corazón todos los elementos de la vida, porque todo es Mi Manto, todo es Mi cuerpo, todo es Mi alma, todo es Mi Espíritu.
Bienaventuranza! Bienaventuranza de la liberación, y no por la espera, ni siquiera por la certeza, sino por la experiencia. Benditos, Bienaventurados, liberados! Dichosos ustedes los Bodhisattvas!
Yo los bendigo, hijos Míos, Yo estoy allí en su Interior, Yo los sustento, Yo los fortalezco y Yo los envuelvo. Mi fuerza es su Fuerza, Mi Sabiduría es su sabiduría, Mi dulzura es su dulzura y este Amor es lo que somos.
Presten atención: reconciliarse, no por las palabras, no por las apariencias, sino reconciliarse por el Sagrado Corazón de Fuego.
Reconciliarse por la intención, por la Aceptación Amorosa, por el don de sí mismos.
Busquen la reconciliación, más allá de las apariencias, de los hechos, más allá de las palabras. Busquen la concordancia en verdad, reconozcan la Esencia Una, en todo y reconcilien las apariencias contrastantes.
Yo estoy en ti, no hay nada que temer. Los días son urgentes, el ciclo concluye, los signos se revelan cada día con más claridad, la campana Cósmica ha sonado, la alegría que los espera, ni en otro tiempo, no en otra parte, sino dentro de sí. Es Éxtasis y Bienaventuranza.
Y las transformaciones ya se precipitan sobre este planeta y Mis moradas comienzan a ser erigidas.
Puntos de apoyo, pilares de Luz, moradas de Fuego, del Fuego de Mi Espíritu, donde los que estén dispuestos a apoyar el proceso crítico para la conclusión de la transición podrán encontrar Paz, alivio y también revivir la Llama que los anima.
Gratitud Amados, saludos hijos de la Luz y Mis homenajes.
Transcripción realizada por colaboradores del Agnisangha.
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