viernes, 9 de febrero de 2018

ESTAMOS EN LA FUSIÓN DEL CORAZÓN A LA REALIDAD.


ESTAMOS EN LA FUSIÓN DEL CORAZÓN A LA REALIDAD.


Todos nosotros estamos rindiendo nos al corazón, si es cierto que la energía extrema se muestra ante nosotros, y a más crece nuestro ser más visible esta.


Solo hay que mirar con el corazón, para saber que es un gran juego de los extremos. Intentando que volvamos a polariza nos, lejos de la unidad de corazón.


Pero cada vez más lejano y más visible a los ojos reales del ser, no al miedo humano.


Estamos enfrentando los viejos patrones que salen a la luz. 

Más visibles que nunca para que pueden disolverse.

La unidad es real. 

Y cuanto más firme sea la energía del divino femenino


ESTAMOS EN LA FUSIÓN DEL CORAZÓN A LA REALIDAD.


Todos nosotros estamos rindiendo nos al corazón, si es cierto que la energía extrema se muestra ante nosotros, y a más crece nuestro ser más visible esta.


Solo hay que mirar con el corazón, para saber que es un gran juego de los extremos. Intentando que volvamos a polariza nos, lejos de la unidad de corazón.


Pero cada vez más lejano y más visible a los ojos reales del ser, no al miedo humano.


Estamos enfrentando los viejos patrones que salen a la luz. 

Más visibles que nunca para que pueden disolverse.


La unidad es real. 

Y cuanto más firme sea la energía del divino femenino en nosotros.

 Hombre y mujeres.

 

A mayor unidad con la gran Madre, mas podremos integrar el ser solar, el. Divino masculino, la unión con el padre.


La unión divina con entre semejantes se está dando, la resonancia del corazón es real, y cada vez el corazón vibra más y reconoce más.


Son días muy ajetreados sube y baja la energía en nuestro interior. 

El interior se expande.

 Vacila canta y se cae llora, se derrumba y se agota. 

Es una agitación, que irá en aumento en los próximos días.


Es el momento de drenar las últimas sombras y abrirse a la luz propia.

 Para fundirnos con el ser.


Es tiempo de la unión entre los seres del mismo plano, entre nosotros mismos con nuestras personalidades.


Es la unión padre, madre en el chacra del corazón.


Gracias amado ser de luz, soy María  Magdalena. 



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