MADRE DIVINA. La Revelación del Espíritu Ígneo. Desde el Corazón Cristalino de la Tierra, el Tambor de mi útero suena constantemente. Y al son de este tambor elevo esta Red y la restablezco en el mundo de superficie.Yo soy la Gran Instructora, yo soy la que camina en medio de ustedes otorgando a unos y otros el conocimiento de esta Simiente, de este Cristal y de esta Llama.
MADRE DIVINA.
La Revelación del Espíritu Ígneo.
24 de febrero de 2014.
Desde el Corazón Cristalino de la Tierra, corrientes de Fuego se lanzan a través de la Rejilla Cristalina de mi Conciencia.
Desde el Corazón Cristalino de la Tierra, la Malla de mi cuerpo; tejido precioso de Cristal, se expande y vibra hoy en el mundo de superficie de este planeta.
Desde el Corazón Cristalino de la Tierra, el Tambor de mi útero suena constantemente.
Y al son de este tambor elevo esta Red y la restablezco en el mundo de superficie.
El Canto de la Redención que yo incesantemente entono en el trono de mi Templo, conduzco a la vida superficial al reconocimiento del Océano profundo de la realidad inmaterial.
El Canto de la Redención, que todos mis hijos e hijas, aspectos de mi Existencia, constantemente entonaron y entonan, conduce a la materia de este mundo de superficie al reconocimiento y a la recepción de mi Fuego Espiritual.
Mi Conciencia Ilimitada vuelve a ser reconocida y a ser fielmente expresada en la materia de mi cuerpo en esta partícula de mi Existencia.
El Espíritu Ígneo nunca se alejó, no hay expresión de vida, sea lo que sea, que no sea animada por este Espíritu Ígneo que Yo Soy.
Sin embargo, en la superficie de la vida, en el mundo superficial de este planeta, la Presencia manifiesta de este Espíritu Ígneo fue ocultada en la Simiente Radial.
Hoy esta Semilla, hoy este Cristal, hoy esta Llama depositada en cada cuerpo, en este punto llamado Corazón, se desdobla, se amplía, haciéndose eco del Canto de la Redención, este Canto que nunca dejé de entonar desde el Corazón Cristalino de la Tierra.
Esta Semilla, este Cristal, esta Llama depositada en vuestro corazón en el pecho, se desarrolla, se expande y revela la magnificencia del Ser Divino, del Humano Primordial.
Yo soy la Gran Instructora, yo soy la que camina en medio de ustedes otorgando a unos y otros el conocimiento de esta Simiente, de este Cristal y de esta Llama.
Yo soy la Gran Iniciadora de los Misterios de la Vida Eterna.
A mis pies llegan los sabios de todas los ciclos, y alimentan sus fuentes en la Fuente que Yo Soy.
Una vez más mis pies tocarán este mundo, de hecho y en verdad, conduciendo a esta humanidad al reconocimiento de la Vida Eterna, la Vida amplia, de la Vida innombrable, de la Vida silenciosa que circula y anima cada forma, y en la cual todas las formas de en algún momento, se disipan o por ellas son absorbidas.
Mis pasos no dejan huellas.
El sonido de mis pasos, sin embargo, pueden ser oídos por aquellos atentos a los signos de los tiempos.
Mi Presencia no deja marcas, pero mi Presencia a vuestro lado puede ser percibida por la atención en su realidad trascendental.
Trascendental sólo desde el punto de vista de la mente, todavía limitada por los grilletes de la identificación.
Porque, en verdad mi Presencia es inmanente en todo. Y, aun así, yo también tomo forma en Mi reino de las formas.
Yo anuncio nuestro breve encuentro, cara a cara.
Abran los ojos y que los oídos, estén atentos.
Más que esto, que el Corazón permanezca vibrante, que el Corazón permanezca en la ígnea aspiración y tensión a la revelación del Gran Espíritu en este mundo.
La materia clama, y la Gran Madre responde con prontitud.
El Fuego que desciende es la respuesta a la materia que clama por Redención y que reconoce que esta experiencia cumplió perfectamente su propósito y llega el momento de que un nuevo escenario se instale.
Un cambio de escenario engaña a las mentes incautas.
A todos mis hijos, Yo los advierto, que su tensión no sea por el cambio de escenario, que la tensión y la atención sean dirigidas al reconocimiento del Ígneo Espíritu que todo anima.
En el cuerpo de mi de manifestación, los fenómenos se suceden.
En la eterna Verdad Yo Soy, sólo el Silencio, sólo la Paz incondicional.
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