Quien quiera tocar la música de la vida primero tiene que comprobar que las cuerdas no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas. ¿Dónde está la veena de la vida? Aparte del cuerpo humano no hay ninguna otra veena de la vida. En el cuerpo humano hay cuerdas que no deberían estar ni muy flojas ni muy tensadas. Sólo cuando existe ese equilibrio puede empezar el hombre a hacer música. Conocer esa música es conocer el alma
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Libro del Hara
El Viaje al Centro del Ser OSHO
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MA GYAN DARSHANA
PRIMERA PARTE: EL VIAJE INTERIOR
CAPÍTULO 1 El Cuerpo: El Primer Paso.
Amados míos: En este primer encuentro del campus de meditación me gustaría hablar sobre el primer paso para un meditador, un buscador. ¿Cuál es el primer paso? Un pensador o un amante sigue un camino determinado, pero un buscador tiene que realizar un viaje completamente distinto. Para un buscador, ¿cuál es e primer paso del camino? Para un buscador, el primer paso es el cuerpo, pero nunca se le presta atención ni se toma en consideracción. Se ha descuidado el cuerpo no sólo en algunas ocasiones, sino desde hace miles de años. Este descuido es de dos tipos. En primer lugar, están las personas indulgentes que descuidan el cuerpo. No tienen otra experiencia de la vida más que comer, beber y vestirse. Descuidan el cuerpo, hacen mal uso de él, lo desperdician tontamente, estropean su instrumento, su veena.*. * Instrumento clásico hindú con forma de arpa. Si un instrumento musical por -ejemplo, una veena- se estropea, no puede producir música. La música es .algo totalmente diferente a la veena; una cosa es la música y otra cosa es la veena, pero sin la veena no se puede hacer música. * Instrumento clásico hindú con forma de arpa. Quienes hacen mal uso de su cuerpo porque son indulgentes pertenecen a uno de los tipos, y al otro tipo pertenecen aquellos que han descuidado su cuerpo a través del yoga y la renunciación. Han torturado su cuerpo, lo han reprimido y han sido hostiles con él. Ninguno ha comprendido la importancia del cuerpo, ni las personas que han descuidado su cuerpo ni los ascetas que lo han torturado. Por tanto, hay dos formas de descuidar y torturar la veena del cuerpo: una es la indulgencia y otra es el ascetismo. Los dos maltratan el cuerpo. En Occidente se ha maltratado el cuerpo de una forma y en Oriente de otra, pero participamos de igual modo a la hora de maltratarlo. Las personas que van a los burdeles o a los pubs maltratan el cuerpo de una forma, y las personas que están desnudas bajo el sol se aventuran en los bosques lo maltratan de otra. La música de la vida sólo puede surgir a través de la veena del cuerpo. La música de la vida es algo absolutamente distinto al cuerpo -completamente distinto, es otra cosa-, pero sólo se puede conseguir a través de la veena del cuerpo. Todavía no se le ha dado a este hecho la atención que merece. El primer paso es el cuerpo y la atención adecuada hacia el cuerpo por parte del meditador. En este primer encuentro quiero hablaros sobre este tema. Hay que entender algunas cosas. Lo primero: el alma se conecta con el cuerpo en unos centros determinados; nuestra energía vital procede de esas conexiones. El alma está íntimamente relacionada con esos centros; la energía vital fluye hacia el cuerpo desde esos centros. El buscador que no es consciente de esos centros nunca será capaz de percibir el alma. Si os pregunto cuál es el centro más importante, cuál es el sitio más importante de vuestro cuerpo, probablemente señalaréis la cabeza. La educación del hombre está muy equivocada, y ha hecho que la cabeza sea la parte más importante del cuerpo humano. La cabeza o el cerebro no es el centro más importante de energía vital del hombre. Es como preguntarle a una planta cuál es su parte más importante y vital. Como las flores están en el extremo más visible de la planta, la planta y todo el mundo dirán que la parte más importante son las flores. Aunque las flores aparenten ser lo más importante, no lo son; lo más importante son las raíces, aunque no sean visibles. En la planta del hombre, la mente es la flor y no la raíz. Las raíces van primero, las flores son lo último. Si ignoramos las raíces, las flores se marchitarán porque no tienen vida propia. Si cuidamos las raíces, automáticamente estaremos cuidando las flores; no necesitas hacer ningún esfuerzo especial para cuidarlas. Cuando observas una planta parece que las flores son la parte más importante; del mismo modo, parece que la mente es la parte más importante del hombre. Pero la mente es lo último que se desarrolla en el cuerpo del hombre, no la raíz. Mao Zedong escribió las memorias de su infancia: -Cuando era pequeño -decía-, había un bello jardín cerca de la cabaña de mi madre. El jardín era tan bonito, tenía unas flores tan bellas, que la gente solía venir desde lugares muy lejanos para verlas.
Después,mi madre envejeció y enfermó. No le preocupaba ni su enfermedad ni su edad. Su única preocupación era qué le sucedería a su jardín. Mao era joven. Le dijo a su madre: -No te preocupes, yo cuidaré tu jardín. Y Mao cuidó el jardín, trabajando de la mañana a la noche. Al cabo de un mes su madre mejoró, y en cuanto pudo andar un poco se acercó al jardín. iAl ver el estado del jardín se disgustó! ¡El jardín estaba destrozado! Todas las plantas se habían secado. Todas las flores se habían marchitado y se habían caído. Se enfadó mucho y le dijo a Mao: -iIdiota! Estabas todo el día en el jardín. ¿Qué has hecho? Todas las flores se han estropeado. El jardín se ha marchitado. Las plantas están a punto de morirse. ¿Qué has estado haciendo? Mao empezó a llorar. Él mismo estaba afligido. Había trabajado mucho todos los días, pero por alguna razón el jardín se había ido secando. Empezó a llorar y le dijo: -Lo he cuidado mucho. Le daba un beso y le daba cariño a cada flor. Limpiaba el polvo de cada hoja, pero no sé qué ha pasado. Yo también estaba preocupado, pero las flores se iban marchitando, las hojas se iban secando y el jardín se ha ido muriendo.
Su madre se empezó a reír y le dijo: -iEres idiota! iTodavía no sabes que la vida de las flores no está en las flores y que la vida de las hojas no está en las hojas! La vida de una planta se halla en un sitio que no es obvio para nadie: está en las raíces escondidas bajo la tierra. Si no cuidamos las raíces es imposible cuidar las flores y las hojas. Por mucho que las beses, por mucho que las quieras, por mucho que les quites el polvo, la planta se marchitará. Pero si no nos preocupamos por las flores en absoluto y cuidamos las raíces, las flores se cuidarán a sí mismas. Las flores salen de las raíces, y no al revés. Si le preguntamos a cualquier persona cuál es la parte más importante del cuerpo humano, inconscientemente su mano señalará la cabeza y dirá que la cabeza es la parte más importante. Si es una mujer, entonces quizá señale el corazón y diga que el corazón es la parte más importante. Ni la cabeza ni el corazón son las partes más importantes. Los hombres han hecho énfasis en la cabeza y las mujeres han hecho énfasis en el corazón, y la sociedad que está basada en esta combinación se va aniquilando día a día, porque ninguna de estas partes es la más importante del cuerpo humano; ambas son desarrollos reciente. Las raíces del hombre no están ahí. ¿Qué quiero decir con las raíces del hombre? Del mismo modo que las plantas tienen raíces en la tierra de donde extraen su energía vital, los fluidos vitales, y viven a través de ellas, de un modo similar, en algún lugar del cuerpo humano hay raíces que extraen la energía vital del alma. Gracias a esto, el cuerpo se mantiene vivo. El día que esas raíces se debiliten, el cuerpo empezará a morirse.
Las raíces de las plantas están en la tierra, las raíces del cuerpo humano están en el alma. Pero el hombre no está conectado con su energía vital ni a través de la cabeza ni a través del corazón; si no sabemos nada de estas raíces, nunca podremos formar parte del mundo de la meditación. Entonces, ¿dónde están las raíces del hombre? Quizá no seas consciente de este lugar. Si desde hace miles de años ni siquiera se le presta atención a las cosas sencillas y corrientes, éstas se olvidan. Un niño nace en el vientre de una madre y crece ahí. ¿A través de qué parte se conecta el niño con su madre? ¿A través de la cabeza o del corazón? No, se conecta a través del ombligo. El niño puede disponer de la energía vital de la madre a través del ombligo; el corazón y el cerebro se desarrollan más tarde. El niño está conectado con el cuerpo de su madre a través del ombligo. Desde ese punto se extienden las raíces hacia el cuerpo de su madre e igualmente en la dirección contraria, hacia su propio cuerpo. El punto más importante del cuerpo humano es el ombligo; después se desarrolla el corazón y después la mente. Son ramas que se desarrollan más tarde. Sobre estas ramas brotan las flores. Las flores de la sabiduría florecen en la mente, las flores del amor florecen en el corazón. Estas flores son las que nos fascinan, por eso creemos que son todo lo que hay. Pero las raíces del cuerpo humano y su energía vital se encuentran en el ombligo. Ahí no brota ninguna flor. Las raíces son absolutamente invisibles ni siquiera se pueden ver. Pero la degeneración que ha tenido lugar en la vida del ser humano en los últimos cinco mil años se debe a que hemos puesto el énfasis o bien en la mente o bien en el corazón. Incluso en el corazón hemos puesto muy poco énfasis; el mayor énfasis se ha puesto en la mente. Desde la más tierna infancia la educación es una educación de la mente, en ninguna parte del mundo hay una educación del ombligo. Toda la educación es mental; por eso la mente, se va desarrollando cada vez más, mientras que nuestras raíces se van quedando cada vez más pequeñas. Cuidamos la mente porque las flores brotan ahí, de modo que va creciendo la mente mientras nuestras raíces van desapareciendo. La energía vital se va debilitando y nuestro contacto con el alma se debilita. Poco a poco, hemos llegado hasta el punto en el que el hombre se pregunta: «¿Dónde está el alma? ¿Quién ha dicho que existe el alma? ¿Quién ha dicho que existe Dios? No hemos encontrado nada». No encontraremos nada. No podrás encontrar nada. Si alguien busca por todo el cuerpo del árbol y pregunta: «¿Dónde están las raíces?
No las encuentro», tendrá razón en lo que dice. En el árbol no podrás encontrar las raíces, y no tenemos acceso al lugar donde se encuentran las raíces; no tenemos consciencia de ese lugar. Desde la más tierna infancia, sólo se educa y se forma la mente; de modo que nuestra atención se entrampa y acaba enfocándose en la mente. Después, el resto de nuestras vidas se desarrolla alrededor de la mente. Nuestra percepción nunca llega más abajo. El viaje del meditador es hacia abajo, hacia las raíces. Hay que descender de la cabeza al corazón y del corazón hasta el ombligo. Sólo podemos entrar en el alma a través del ombligo; nunca lo conseguiremos si no llegamos ahí. Normalmente, nuestra vida se desplaza desde el ombligo hacia la cabeza. Pero para el meditador es exactamente lo contrario: tiene que descender desde la cabeza hasta el ombligo. En estos tres días os estaré hablando y enseñando, paso a paso, cómo descender de la cabeza al corazón, y del corazón al ombligo; y después, cómo entrar en el alma desde el ombligo. Ahora es necesario decir algunas cosas sobre el cuerpo. Lo primero que hay que entender es que el centro de la energía vital del hombre se halla en el ombligo. Sólo desde ahí adquiere vida el niño; sólo desde ahí empiezan a extenderse las ramas y sub-ramas de su vida; sólo desde ahí obtiene la energía; sólo desde ahí obtiene la vitalidad. Pero nunca prestamos atención a ese centro de energía, a ese centro de vitalidad, ni siquiera un minuto. Nuestra atención no se dirige al sistema a través del cual llegamos a conocer ese centro de energía, ese centro de vitalidad. En cambio, nuestra atención y nuestra educación se dirigen al sistema que nos ayuda a olvidado. Este es el motivo de que nuestra educación sea errónea. Nuestra educación está llevando al hombre, poco a poco, hacia la locura. La mente por sí sola llevará al hombre hacia la locura. ¿Sabías que cuanto más culto es un país, mayor es el número de locos? Actualmente, Estados Unidos tiene el mayor número de locos. iSe pueden sentir orgullosos! Esta es la prueba de que Estados Unidos es el país más culto y más civilizado.
Los psicólogos norteamericanos dicen que si este sistema continúa cien años más, será difícil encontrar a una persona cuerda en Estados Unidos. En estos momentos, la mente de tres de cada cuatro personas está en una condición dudosa. Solamente en Estados Unidos, diariamente hay tres millones de personas que consultan a un psicoanalista. Poco a poco, en Estados Unidos va disminuyendo el número de médicos y aumentando el número de psicoanalistas. Los médicos también dicen que el ochenta por ciento de las enfermedades son producto de la mente y no del cuerpo. Y a medida que aumenta esta interpretación aumenta el porcentaje. Antes solían decir que el cuarenta por ciento, después decían el cincuenta por ciento y ahora dicen que el ochenta por ciento de las enfermedades son mentales y no físicas. Y te puedo asegurar que dentro de veinte o veinticinco años dirán que el noventa y nueve por ciento de las enfermedades son producto de la mente y no del cuerpo. Tendrán que hacerlo porque nuestra educación se centra en la mente. La mente se ha vuelto loca.
No tienes idea de lo delicada, lo frágil y lo sutil que es la mente. La mente del hombre es la máquina más delicada que hay en el mundo. iSe está imponiendo tanta tensión a esta máquina que es un milagro que no se estropee del todo y se vuelva loca! La mente carga con todo el peso de la vida, y no tenemos ni idea de lo delicada que es la mente. Apenas intuimos lo finos y sensibles que son los nervios de la cabeza que tienen que transportar toda la carga, toda la ansiedad, todo el sufrimiento, toda la sabiduría, toda la educación…, todo el peso de la vida. Quizá no sepas que en esta pequeña cabeza hay cerca de setenta millones de nervios. Simplemente por el número te puedes hacer una idea de lo pequeños que son. No hay ninguna máquina ni ninguna planta tan delicada como ésta. El hecho de que haya setenta millones de nervios en esta pequeña cabeza muestra lo delicada que es. Hay tantos nervios en la cabeza de un hombre que si se colocaran uno a continuación del otro darían la vuelta completa al mundo. En esta pequeña cabeza hay un mecanismo muy sutil, muy delicado. En los últimos cinco mil años toda la tensión de la vida se cargaba sólo sóbre este delicado cerebro. El resultado era de esperar. El resultado es que los nervios han empezado a colapsarse, han empezado a desvariar, a volverse locos. La carga de los pensamientos no puede llevar al hombre a otro lugar más que la locura. Toda nuestra energía vital ha empezado a girar en torno a la mente. El meditador tiene que profundizar en su energa vital, tiene que llevarla hacia abajo, hacia el centro, tiene que hacerla regresar.
Vemos el cuerpo o bien desde el punto de vista de la indulgencia, o del de la renunciación, pero las dos perspectivas están equivocadas. El camino hacia cualquier cosa importante en la vida y hacia cualquier cosa que valga la pena alcanzar está en el cuerpo y va a través del cuerpo. El cuerpo debería ser aceptado como si fuese un templo, como un camino espiritual, y mientras nuestra actitud no sea ésta, seremos indulgentes o estaremos renunciando. En ambos casos nuestrá actitud hacia el cuerpo no es buena ni es equilibrada. Un joven príncipe fue iniciado por Buda. Había conocido en su vida todo tipo de placeres, había vivido únicamente para el placer. Entonces, se convirtió en un bhikshu, en un monje. Los demás bhikshus estaban muy sorprendidos. Dijeron: iEsta persona se va a convertir en un bhikshu! Nunca ha salido de su palacio, nunca ha salido sin su carroza. Los caminos por los que caminaba solían estar cubiertos de alfombras rojas. iAhora quiere convertirse en un mendigo! iQué locura piensa cometer! Buda decía que la mente del hombre se mueve entre dos extremos, va de un extremo al otro. La mente del hombre nunca se queda en el medio. Del mismo modo que el péndulo de un reloj va de un extremo al otro pero nunca se queda en el medio, la mente del hombre va de un extremo al otro. Hasta ahora ese hombre había vivido en un extremo: la indulgencia de su cuerpo; ahora quería vivir en el otro extremo: la renunciación de su cuerpo Y esto es lo que sucedió. Mientras que todos los bhikshus iban por la carretera, el príncipe, que nunca había caminado más que sobre las alfombras más valiosas, ahora andaba por caminos llenos de espinas. Mientras todos los bhikshus se sentaban a la sombra de un árbol, él se sentaba bajo el sol. Mientras todos los biukshus comían una vez al día, él ayunaba un dia y comía al día siguiente. Al cabo de seis meses se había quedado esquelético, su hermoso cuerpo estaba negro y sus pies llenos de heridas. A los seis meses Buda fue a verle y le dijo: -Shrona -ese era su nombre-, quiero pedirte una cosa. He oído decir que cuando eras un príncipe tocabas muy bien la veena. ¿Es cierto? El bhikshu dijo: Sí. La gente solía decir que nadie tocaba la veena tan bien como yo. Buda dijo: -Entonces quiero hacerte una pregunta quizá tú la puedas contestar. Mi pregunta es: «Si las cuerdas de la veena están demasiado flojas, ¿puede sonar la música?”. Shrona empezó a reírse y dijo: -¿Qué clase de pregunta estás haciendo? Hasta un niño sabe que si las cuerdas de la veena están flojas la música no sonará, porque no se puede tocar música con unas cuerdas que están flojas, no se pueden puntear, por tanto, si las cuerdas están muy flojas, la música no sonará. Entonces Buda dijo: -¿Y si las cuerdas están demasiado tensadas? Shrona respondió: -Tampoco puede sonar la música con unas cuerdas demasiado tensadas, porque se pueden romper en el momento que las tocas. Buda preguntó: -¿Cuándo suena la música? Shrona dijo: -La música suena cuando las cuerdas están en una disposición que no podemos decir que sea demasiado floja ni demasiado tirante. Hay un punto intermedio, un punto medio: la música sólo suena ahí. Y un músico experto comprueba las cuerdas antes de empezar a tocar para ver que no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas. Buda dijo: -iSuficiente! Me has contestado. Yo he venido a decirte lo mismo. Del mismo modo que tú eras un experto tocando la veena, yo también me he convertido en un maestro tocando la veena de la vida. Y la ley que se aplica a la veena también se aplica a la veena de la vida. Si las cuerdas de la vida están demasiado flojas no suena la música, y si las cuerdas de la vida están demasiado tensadas tampoco suena la música. Quien quiera tocar la música de la vida primero tiene que comprobar que las cuerdas no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas. ¿Dónde está la veena de la vida? Aparte del cuerpo humano no hay ninguna otra veena de la vida. En el cuerpo humano hay cuerdas que no deberían estar ni muy flojas ni muy tensadas. Sólo cuando existe ese equilibrio puede empezar el hombre a hacer música. Conocer esa música es conocer el alma. Cuando un hombre llega a conocer la música interna que hay en su interior llega a conocer el alma; y cuando llega a conocer la música que hay escondida en la totalidad llega a conocer lo divino. ¿Dónde están las cuerdas de la veena en el cuerpo humano? En primer lugar, en la mente hay muchas cuerdas que están demasiado tensadas. Están tan tensadas que no puede sonar la música. Si alguien las toca sólo surge locura y nada más. Todos estáis viviendo con las cuerdas de la mente demasiado tensadas. Las mantenéis tensadas veinticuatro horas al día, de la mañana a la noche. Si alguien cree que se relajan por la noche se equivoca. Vuestra mente está estresada y tensada incluso durante la noche. Antes no sabíamos lo que pasaba por la mente del hombre durante la noche, pero ahora se han inventado las máquinas. Mientras duermes, la máquina va informando de lo que sucede dentro del cerebro. Actualmente, en Estados Unidos y en Rusia hay alrededor de cien laboratorios analizando lo que hace el hombre durante el sueño. Aproximadamente cuarenta mil personas han sido analizadas mientras duermen por la noche. Los resultados han sido sorprendentes. Muestran que el hombre hace lo mismo por la noche que hace durante el día. Haga lo que haga durante el día…, si durante el día regenta un negocio, durante la noche también regentará un negocio. Si la mente se preocupa durante el día, durante la noche seguirá preocupándose. Si la mente está enfadada durante el día, por la noche seguirá enfadada. La noche es el reflejo del día; es el eco. Lo que pasa por la mente durante el día resuena como un eco
por la noche. Si estabas enfadado con alguien y no has expresado tu enfado totalmente, si el enfado no está completo o está atascado, entonces la mente lo libera por la noche. Al concluir la expresión del enfado la veena intenta alcanzar el estado correcto. Si alguien ayuna durante el día, comerá por la noche durante el sueño. Todo lo que ha quedado sin concluir durante el día se intentará concluir por la noche. Cualquier cosa que haga la mente durante el día es lo que hará por la noche. La mente está tensa durante las veinticuatro horas; no descansa. Las cuerdas de la mente nunca se relajan. Las cuerdas de la mente están muy tensas; esta es una de las cosas. Y en segundo lugar, las cuerdas del corazón están muy flojas. Las cuerdas de tu corazón no están tensadas en absoluto. ¿Sabes lo que es el amor? Sabes lo que es el enfado, sabes lo que es la envidia, sabes lo que son los celos, sabes lo que es el odio. ¿Sabes lo que es el amor? Quizá digas que sí, a veces amas. Quizá digas que odias y también amas. ¿Pero sabes…? ¿Es posible que haya un corazón que odie y también ame? iEs como decir que una persona a veces está viva y a veces está muerta! No puedes creerlo porque un hombre puede estar vivo o muerto, pero no pueden suceder las dos cosas simultáneamente. No es posible que un hombre a veces esté vivo y a veces muerto; es imposible. O bien el corazón conoce el odio o bien conoce el amor. Pero no puede haber un arreglo entre los dos. El odio es imposible en un corazón que tiene amor. Había una mujer faquir que se llamaba Rabiya. Había tachado una frase en el libro sagrado que solía leer. iNadie tacha frases en un libro sagrado! ¿Se puede mejorar algo en un libro sagrado? Llegó otro faquir que se quedó en casa de Rabiya. Al leer el libro le dijo: -Rabiya, ialguien ha destrozado tu libro sagrado! Ahora ya no es sagrado, alguien ha tachado una frase! ¿Quién ha sido? Rabiya dijo: -He sido yo. El faquir estaba muy disgustado y dijo: -¿Por qué has tachado esa frase? La frase decía: odia al diablo. Rabiya dijo: – Tengo un problema: desde el día que nació en mí el amor hacia Dios también ha desaparecido el odio dentro de mí; aunque quiera, no puedo odiar. Incluso si el diablo se presenta ante mí, sólo seré capaz de amarle. No tengo elección, porque para odiar es necesario que haya odio dentro de mí; para odiar tengo que tener odio en mi corazón. Si no, ¿de dónde lo voy a sacar y cómo lo voy a hacer? El amor y el odio no pueden coexistir en el mismo corazón, las dos cosas son tan opuestas como la vida y la muerte: no pueden existir a la vez en el mismo corazón. Entonces, ¿a qué llamas amor? Cuando hay menos odio lo llamas amor; cuando hay más odio lo llamas odio. Son proporciones mayores o menores del mismo odio. No hay amor en absoluto. Esta confusión se debe a la gradación. Por culpa de la gradación crees que el frío y el calor son dos cosas diferentes. No son dos cosas diferentes: el frío y el calor son gradaciones del mismo fenómeno. Si disminuye la proporción de calor, entonces empiezas a sentir frío; si la proporción de calor aumenta, entonces empiezas a sentir calor. El frío es otra forma de calor. Parecen opuestos, diferentes, lo contrario del otro, pero no lo son. Son formas condensadas y no condensadas del mismo fenómeno. Del mismo modo conoces el odio: la forma menos condensada del odio es lo que llamas amor, y la forma más condensada de odio es lo que llamas odio; pero el amor no es, de ninguna manera, una forma de odio. El amor es algo completamente distinto al odio, el amor no tiene ninguna relación con el odio. Las cuerdas de tu corazón están totalmente flojas. La música del amor no suena con unas cuerdas tan flojas, como tampoco suena la música de la dicha. ¿Has sentido alguna vez en tu vida lo que es la dicha? ¿Podrías decir que un determinado momento fue un momento dichoso y que reconociste y experimentaste la dicha? Es difícil decir con autenticidad que hayas conocido la dicha. ¿Alguna vez has conocido el amor? ¿Alguna vez has conocido la paz? También es difícil decir algo acerca de esto. ¿Qué es lo que conoces? Conoces la inquietud. Sí, en ocasiones esa inquietud es de menor grado y eso es lo que llamas paz. En realidad, estás tan inquieto que cuando esta inquietud es un poco menor da la impresión de ser paz. Un hombre está enfermo: cuando la enfermedad remite un poco, dice que está sano. Si la enfermedad que le rodea disminuye un poco, cree que está sano. ¿Pero, cuál es la relación entre la salud y la enfermedad? La salud es algo absolutamente distinto. La salud es algo completamente distinto. Muy pocos sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más enfermedad o menos enfermedad, pero no sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más inquietud o menos inquietud, pero no sabemos lo que es la paz. Sabemos lo que es más odio o menos odio. Sabemos lo que es más enfado o menos enfado… Probablemente pienses que el enfado sólo surge algunas veces. Esta idea es falsa, iestás enfadado veinticuatro horas al día! A veces más, a veces menos, pero estás enfadado las veinticuatro horas del día. Basta con que le des una pequeña oportunidad, y el enfado hará aparición. Está buscando tener una oportunidad. El enfado ya está listo en tu interior; sólo necesita una oportunidad externa para que tengas una excusa para estar enfadado. Si te enfadas sin ninguna excusa la gente pensará que estás loco. Pero si no te dan una oportunidad, empezarás a enfadarte incluso sin ninguna excusa. Quizá no sepas lo que sucede. Por ejemplo, puedes encerrar a una persona en una habitación dándole todas las facilidades y pidiéndole que anote cualquier cambio que perciba en su mente. Cuando anota esos cambios, se dará cuenta de que a veces se siente bien encerrado en esa habitación y a veces se siente mal; a veces está triste y a veces está contento; a veces está enfadado y a veces no está enfadado. No tiene excusas, la situación dentro de la habitación es constantemente la misma pero, ¿qué le sucede a él? Por eso el hombre tiene miedo a la soledad, porque en la soledad no hay excusas del exterior; tendrá que asumir que todo está dentro de él mismo. Si mantenemos aislada a una persona, no podrá seguir estando sana más de seis meses, se volverá loca. Un faquir le contó esto a un emperador egipcio pero el emperador no le creyó. De modo que el faquir le pidió que buscara a la persona más sana de la ciudad y la aislara durante seis meses. Rastreó la ciudad. Llevaron ante el emperador un hombre joven y saludable, que era feliz en todos los aspectos: estaba recién casado, tenía un hijo, tenía un buen sueldo…, era muy feliz. El emperador le dijo: No tendrás que hacer ningún esfuerzo. Sólo estamos llevando a cabo un experimento. Cuidaremos de tu familia, les daremos comida, ropa y nos ocuparemos de que no les falte de nada. Estarán en mejor situación que tú. Tú tendrás todas las comodidades pero tendrás que vivir solo durante los próximos seis meses. Le encerraron en una gran casa. Le dieron todo lo que necesitaba, ¡pero se sentía muy solo! El hombre que le cuidaba ni siquiera conocía su idioma, de modo que no podían hablar entre ellos.
Vemos el cuerpo o bien desde el punto de vista de la indulgencia, o del de la renunciación, pero las dos perspectivas están equivocadas. El camino hacia cualquier cosa importante en la vida y hacia cualquier cosa que valga la pena alcanzar está en el cuerpo y va a través del cuerpo. El cuerpo debería ser aceptado como si fuese un templo, como un camino espiritual, y mientras nuestra actitud no sea ésta, seremos indulgentes o estaremos renunciando. En ambos casos nuestrá actitud hacia el cuerpo no es buena ni es equilibrada. Un joven príncipe fue iniciado por Buda. Había conocido en su vida todo tipo de placeres, había vivido únicamente para el placer. Entonces, se convirtió en un bhikshu, en un monje. Los demás bhikshus estaban muy sorprendidos. Dijeron: iEsta persona se va a convertir en un bhikshu! Nunca ha salido de su palacio, nunca ha salido sin su carroza. Los caminos por los que caminaba solían estar cubiertos de alfombras rojas. iAhora quiere convertirse en un mendigo! iQué locura piensa cometer! Buda decía que la mente del hombre se mueve entre dos extremos, va de un extremo al otro. La mente del hombre nunca se queda en el medio. Del mismo modo que el péndulo de un reloj va de un extremo al otro pero nunca se queda en el medio, la mente del hombre va de un extremo al otro. Hasta ahora ese hombre había vivido en un extremo: la indulgencia de su cuerpo; ahora quería vivir en el otro extremo: la renunciación de su cuerpo Y esto es lo que sucedió. Mientras que todos los bhikshus iban por la carretera, el príncipe, que nunca había caminado más que sobre las alfombras más valiosas, ahora andaba por caminos llenos de espinas. Mientras todos los bhikshus se sentaban a la sombra de un árbol, él se sentaba bajo el sol. Mientras todos los biukshus comían una vez al día, él ayunaba un dia y comía al día siguiente. Al cabo de seis meses se había quedado esquelético, su hermoso cuerpo estaba negro y sus pies llenos de heridas. A los seis meses Buda fue a verle y le dijo: -Shrona -ese era su nombre-, quiero pedirte una cosa. He oído decir que cuando eras un príncipe tocabas muy bien la veena. ¿Es cierto? El bhikshu dijo: Sí. La gente solía decir que nadie tocaba la veena tan bien como yo. Buda dijo: -Entonces quiero hacerte una pregunta quizá tú la puedas contestar. Mi pregunta es: «Si las cuerdas de la veena están demasiado flojas, ¿puede sonar la música?”. Shrona empezó a reírse y dijo: -¿Qué clase de pregunta estás haciendo? Hasta un niño sabe que si las cuerdas de la veena están flojas la música no sonará, porque no se puede tocar música con unas cuerdas que están flojas, no se pueden puntear, por tanto, si las cuerdas están muy flojas, la música no sonará. Entonces Buda dijo: -¿Y si las cuerdas están demasiado tensadas? Shrona respondió: -Tampoco puede sonar la música con unas cuerdas demasiado tensadas, porque se pueden romper en el momento que las tocas. Buda preguntó: -¿Cuándo suena la música? Shrona dijo: -La música suena cuando las cuerdas están en una disposición que no podemos decir que sea demasiado floja ni demasiado tirante. Hay un punto intermedio, un punto medio: la música sólo suena ahí. Y un músico experto comprueba las cuerdas antes de empezar a tocar para ver que no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas. Buda dijo: -iSuficiente! Me has contestado. Yo he venido a decirte lo mismo. Del mismo modo que tú eras un experto tocando la veena, yo también me he convertido en un maestro tocando la veena de la vida. Y la ley que se aplica a la veena también se aplica a la veena de la vida. Si las cuerdas de la vida están demasiado flojas no suena la música, y si las cuerdas de la vida están demasiado tensadas tampoco suena la música. Quien quiera tocar la música de la vida primero tiene que comprobar que las cuerdas no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas. ¿Dónde está la veena de la vida? Aparte del cuerpo humano no hay ninguna otra veena de la vida. En el cuerpo humano hay cuerdas que no deberían estar ni muy flojas ni muy tensadas. Sólo cuando existe ese equilibrio puede empezar el hombre a hacer música. Conocer esa música es conocer el alma. Cuando un hombre llega a conocer la música interna que hay en su interior llega a conocer el alma; y cuando llega a conocer la música que hay escondida en la totalidad llega a conocer lo divino. ¿Dónde están las cuerdas de la veena en el cuerpo humano? En primer lugar, en la mente hay muchas cuerdas que están demasiado tensadas. Están tan tensadas que no puede sonar la música. Si alguien las toca sólo surge locura y nada más. Todos estáis viviendo con las cuerdas de la mente demasiado tensadas. Las mantenéis tensadas veinticuatro horas al día, de la mañana a la noche. Si alguien cree que se relajan por la noche se equivoca. Vuestra mente está estresada y tensada incluso durante la noche. Antes no sabíamos lo que pasaba por la mente del hombre durante la noche, pero ahora se han inventado las máquinas. Mientras duermes, la máquina va informando de lo que sucede dentro del cerebro. Actualmente, en Estados Unidos y en Rusia hay alrededor de cien laboratorios analizando lo que hace el hombre durante el sueño. Aproximadamente cuarenta mil personas han sido analizadas mientras duermen por la noche. Los resultados han sido sorprendentes. Muestran que el hombre hace lo mismo por la noche que hace durante el día. Haga lo que haga durante el día…, si durante el día regenta un negocio, durante la noche también regentará un negocio. Si la mente se preocupa durante el día, durante la noche seguirá preocupándose. Si la mente está enfadada durante el día, por la noche seguirá enfadada. La noche es el reflejo del día; es el eco. Lo que pasa por la mente durante el día resuena como un eco
por la noche. Si estabas enfadado con alguien y no has expresado tu enfado totalmente, si el enfado no está completo o está atascado, entonces la mente lo libera por la noche. Al concluir la expresión del enfado la veena intenta alcanzar el estado correcto. Si alguien ayuna durante el día, comerá por la noche durante el sueño. Todo lo que ha quedado sin concluir durante el día se intentará concluir por la noche. Cualquier cosa que haga la mente durante el día es lo que hará por la noche. La mente está tensa durante las veinticuatro horas; no descansa. Las cuerdas de la mente nunca se relajan. Las cuerdas de la mente están muy tensas; esta es una de las cosas. Y en segundo lugar, las cuerdas del corazón están muy flojas. Las cuerdas de tu corazón no están tensadas en absoluto. ¿Sabes lo que es el amor? Sabes lo que es el enfado, sabes lo que es la envidia, sabes lo que son los celos, sabes lo que es el odio. ¿Sabes lo que es el amor? Quizá digas que sí, a veces amas. Quizá digas que odias y también amas. ¿Pero sabes…? ¿Es posible que haya un corazón que odie y también ame? iEs como decir que una persona a veces está viva y a veces está muerta! No puedes creerlo porque un hombre puede estar vivo o muerto, pero no pueden suceder las dos cosas simultáneamente. No es posible que un hombre a veces esté vivo y a veces muerto; es imposible. O bien el corazón conoce el odio o bien conoce el amor. Pero no puede haber un arreglo entre los dos. El odio es imposible en un corazón que tiene amor. Había una mujer faquir que se llamaba Rabiya. Había tachado una frase en el libro sagrado que solía leer. iNadie tacha frases en un libro sagrado! ¿Se puede mejorar algo en un libro sagrado? Llegó otro faquir que se quedó en casa de Rabiya. Al leer el libro le dijo: -Rabiya, ialguien ha destrozado tu libro sagrado! Ahora ya no es sagrado, alguien ha tachado una frase! ¿Quién ha sido? Rabiya dijo: -He sido yo. El faquir estaba muy disgustado y dijo: -¿Por qué has tachado esa frase? La frase decía: odia al diablo. Rabiya dijo: – Tengo un problema: desde el día que nació en mí el amor hacia Dios también ha desaparecido el odio dentro de mí; aunque quiera, no puedo odiar. Incluso si el diablo se presenta ante mí, sólo seré capaz de amarle. No tengo elección, porque para odiar es necesario que haya odio dentro de mí; para odiar tengo que tener odio en mi corazón. Si no, ¿de dónde lo voy a sacar y cómo lo voy a hacer? El amor y el odio no pueden coexistir en el mismo corazón, las dos cosas son tan opuestas como la vida y la muerte: no pueden existir a la vez en el mismo corazón. Entonces, ¿a qué llamas amor? Cuando hay menos odio lo llamas amor; cuando hay más odio lo llamas odio. Son proporciones mayores o menores del mismo odio. No hay amor en absoluto. Esta confusión se debe a la gradación. Por culpa de la gradación crees que el frío y el calor son dos cosas diferentes. No son dos cosas diferentes: el frío y el calor son gradaciones del mismo fenómeno. Si disminuye la proporción de calor, entonces empiezas a sentir frío; si la proporción de calor aumenta, entonces empiezas a sentir calor. El frío es otra forma de calor. Parecen opuestos, diferentes, lo contrario del otro, pero no lo son. Son formas condensadas y no condensadas del mismo fenómeno. Del mismo modo conoces el odio: la forma menos condensada del odio es lo que llamas amor, y la forma más condensada de odio es lo que llamas odio; pero el amor no es, de ninguna manera, una forma de odio. El amor es algo completamente distinto al odio, el amor no tiene ninguna relación con el odio. Las cuerdas de tu corazón están totalmente flojas. La música del amor no suena con unas cuerdas tan flojas, como tampoco suena la música de la dicha. ¿Has sentido alguna vez en tu vida lo que es la dicha? ¿Podrías decir que un determinado momento fue un momento dichoso y que reconociste y experimentaste la dicha? Es difícil decir con autenticidad que hayas conocido la dicha. ¿Alguna vez has conocido el amor? ¿Alguna vez has conocido la paz? También es difícil decir algo acerca de esto. ¿Qué es lo que conoces? Conoces la inquietud. Sí, en ocasiones esa inquietud es de menor grado y eso es lo que llamas paz. En realidad, estás tan inquieto que cuando esta inquietud es un poco menor da la impresión de ser paz. Un hombre está enfermo: cuando la enfermedad remite un poco, dice que está sano. Si la enfermedad que le rodea disminuye un poco, cree que está sano. ¿Pero, cuál es la relación entre la salud y la enfermedad? La salud es algo absolutamente distinto. La salud es algo completamente distinto. Muy pocos sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más enfermedad o menos enfermedad, pero no sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más inquietud o menos inquietud, pero no sabemos lo que es la paz. Sabemos lo que es más odio o menos odio. Sabemos lo que es más enfado o menos enfado… Probablemente pienses que el enfado sólo surge algunas veces. Esta idea es falsa, iestás enfadado veinticuatro horas al día! A veces más, a veces menos, pero estás enfadado las veinticuatro horas del día. Basta con que le des una pequeña oportunidad, y el enfado hará aparición. Está buscando tener una oportunidad. El enfado ya está listo en tu interior; sólo necesita una oportunidad externa para que tengas una excusa para estar enfadado. Si te enfadas sin ninguna excusa la gente pensará que estás loco. Pero si no te dan una oportunidad, empezarás a enfadarte incluso sin ninguna excusa. Quizá no sepas lo que sucede. Por ejemplo, puedes encerrar a una persona en una habitación dándole todas las facilidades y pidiéndole que anote cualquier cambio que perciba en su mente. Cuando anota esos cambios, se dará cuenta de que a veces se siente bien encerrado en esa habitación y a veces se siente mal; a veces está triste y a veces está contento; a veces está enfadado y a veces no está enfadado. No tiene excusas, la situación dentro de la habitación es constantemente la misma pero, ¿qué le sucede a él? Por eso el hombre tiene miedo a la soledad, porque en la soledad no hay excusas del exterior; tendrá que asumir que todo está dentro de él mismo. Si mantenemos aislada a una persona, no podrá seguir estando sana más de seis meses, se volverá loca. Un faquir le contó esto a un emperador egipcio pero el emperador no le creyó. De modo que el faquir le pidió que buscara a la persona más sana de la ciudad y la aislara durante seis meses. Rastreó la ciudad. Llevaron ante el emperador un hombre joven y saludable, que era feliz en todos los aspectos: estaba recién casado, tenía un hijo, tenía un buen sueldo…, era muy feliz. El emperador le dijo: No tendrás que hacer ningún esfuerzo. Sólo estamos llevando a cabo un experimento. Cuidaremos de tu familia, les daremos comida, ropa y nos ocuparemos de que no les falte de nada. Estarán en mejor situación que tú. Tú tendrás todas las comodidades pero tendrás que vivir solo durante los próximos seis meses. Le encerraron en una gran casa. Le dieron todo lo que necesitaba, ¡pero se sentía muy solo! El hombre que le cuidaba ni siquiera conocía su idioma, de modo que no podían hablar entre ellos.
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